
Doña Carmela una fiel feligresa descubre que su cuerpo sube de temperatura cada vez que ve a su nuevo vecino. Debido a su remordimiento de conciencia por pensamientos impuros su párroco le aconseja que pase unos días de descanso en algún lugar tranquilo y espiritual para que su mente vuelva a estar limpia. Pero en sus vacaciones se encuentra una antigua amiga que le ofrece otra clase de consejos muy distintos al que le aconsejaba el cura.